Gritar a un perro eleva su estrés y puede causar ansiedad o agresividad. El refuerzo positivo es más efectivo.
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Gritarles a los perros es una reacción común ante el mal comportamiento, pero puede tener consecuencias imprevistas. Estudios indican que estas acciones elevan las hormonas del estrés en los perros, lo que provoca ansiedad y problemas de comportamiento. Este artículo explora el impacto de gritarles en el estrés canino y ofrece alternativas de entrenamiento positivas para fomentar una relación más sana con tu mascota.
Cuando se trata de entrenar a nuestros amigos peludos, pocas cosas son más adorables o frustrantes que un nuevo cachorro. Desde masticar muebles hasta orinar en alfombras, su comportamiento travieso puede poner a prueba incluso al dueño de perro más paciente. En estos momentos, muchos dueños de perros recurren a los gritos como forma de disciplina. Sin embargo, estudios recientes sugieren que gritarles a los perros puede tener efectos perjudiciales en su bienestar y comportamiento. En este artículo, exploraremos las razones por las que gritar puede causar estrés en los perros y por qué es importante adoptar métodos de entrenamiento alternativos.
Tabla de contenido
El impacto de gritar en los perros:
1. La respuesta al estrés:
Gritarles a los perros puede provocar una respuesta de estrés y tener consecuencias negativas a largo plazo. Un estudio realizado por la Universidad de Oporto comparó el comportamiento de perros de escuelas de adiestramiento basadas en recompensas y escuelas de adiestramiento basadas en castigos. El equipo de investigación midió la hormona del estrés cortisol en la saliva de los perros y observó que los perros de programas de entrenamiento basados en castigos mostraban signos de estrés, como lamerse los labios y bostezar, junto con niveles elevados de cortisol. Esto indica que gritar puede inducir estrés crónico en los perros, afectando su bienestar general.
2. Efecto sobre la formación:
Gritar también puede obstaculizar la eficacia del entrenamiento. Los perros dependen de una comunicación clara y la coherencia para comprender y responder a las órdenes. Los gritos constantes pueden confundirlos y dificultarles la diferenciación entre órdenes importantes y el ruido cotidiano. Los perros están atentos al tono y al tono, por lo que gritar puede hacer que se vuelvan hiperactivos o agresivos en lugar de comprender el comportamiento deseado. Esto puede provocar una interrupción de la comunicación y hacer que la formación sea menos eficaz.
3. Confusión y mensajes contradictorios:
Los perros interpretan principalmente el tono y el tono en lugar de las palabras reales que decimos. Por lo tanto, gritarle a un perro puede resultar confuso para él. Por ejemplo, cuando le gritas a un perro que deje de ladrar, es posible que lo interprete como si se uniera al ruido en lugar de entender la orden de que se calle. Este mensaje contradictorio puede exacerbar el comportamiento no deseado en lugar de corregirlo.
4. Impacto negativo en el vínculo humano-perro:
Gritar puede tensar el vínculo entre humanos y perros. Los perros son criaturas sociales que buscan la confianza y el respeto de sus dueños. Los gritos y el comportamiento agresivo pueden erosionar esa confianza y respeto, dificultando el establecimiento de un fuerte vínculo entre humanos y perros. Los perros responden mejor a métodos de entrenamiento consistentes, tranquilos y positivos que priorizan las recompensas sobre los castigos. Construir una relación basada en la confianza y el refuerzo positivo conduce a un perro más feliz y con mejor comportamiento.
5. Inhibición del Aprendizaje:
Gritarle a un perro no comunica eficazmente que su comportamiento es indeseable. Los perros no poseen las mismas capacidades cognitivas que los humanos y es posible que no relacionen su enojo con una acción que realizaron hace horas. En lugar de recurrir a los gritos, es más eficaz redirigir su comportamiento mediante una comunicación clara, recompensas y un entrenamiento constante. Al enseñarles el comportamiento deseado y reforzarlo positivamente, los perros pueden aprender y responder adecuadamente.
Alternativas a gritar:

1. Entrenamiento basado en recompensas:
Se ha demostrado que los métodos de entrenamiento basados en recompensas son más eficaces y menos estresantes para los perros. En lugar de centrarse en el castigo, estos métodos priorizan el refuerzo positivo. Al recompensar los comportamientos deseados con golosinas, elogios o juegos, los perros aprenden a asociar el buen comportamiento con resultados positivos. Este enfoque no sólo reduce el estrés sino que también fortalece el vínculo entre los perros y sus dueños.
2. Consistencia y Paciencia:
La constancia es clave a la hora de entrenar a un perro. Establezca reglas y expectativas claras y refuércelas constantemente. Utilice un tono de voz tranquilo y asertivo para comunicar órdenes y expectativas. Recuerda que entrenar requiere tiempo y paciencia. Apresurar el proceso o recurrir a los gritos sólo impedirá el progreso. Es importante mantener la calma y la compostura, brindando orientación clara y refuerzo positivo.
3. Buscar ayuda profesional:
Si tiene dificultades para entrenar a su perro o se siente abrumado, puede ser beneficioso buscar la ayuda de un adiestrador de perros o un conductista profesional. Tienen la experiencia para evaluar el comportamiento de su perro, identificar problemas subyacentes y proporcionar estrategias de entrenamiento personalizadas. Los entrenadores profesionales pueden guiarte en el uso de técnicas de refuerzo positivo y ayudarte a construir un vínculo fuerte con tu compañero peludo.
Conclusión:
Gritarles a los perros puede tener consecuencias negativas para su bienestar, su adiestramiento y el vínculo entre humanos y perros. Los perros prosperan en entornos que priorizan el refuerzo positivo, la coherencia y la comunicación clara. Al adoptar métodos de entrenamiento basados en recompensas y mantener un enfoque tranquilo y paciente, los dueños de perros pueden crear una experiencia de entrenamiento armoniosa y libre de estrés. Recuerde, construir un vínculo fuerte con su perro es un viaje que requiere tiempo, comprensión y empatía. Elija la amabilidad y el refuerzo positivo en lugar de la agresión y los gritos, y cultivará un compañero feliz y de buen comportamiento.

Preguntas frecuentes
¿Gritarle a mi perro puede causar estrés a largo plazo?
Sí, gritar puede aumentar los niveles de cortisol en los perros, lo que provoca estrés y ansiedad crónicos, que pueden derivar en problemas de comportamiento a largo plazo.
¿Cómo afecta el grito al comportamiento de mi perro?
Gritar puede causar confusión y miedo, dando lugar a comportamientos como agresión, retraimiento o desobediencia debido al aumento de los niveles de estrés.
¿Existen mejores alternativas a gritar para recibir entrenamiento?
Por supuesto. Las técnicas de refuerzo positivo, como recompensar las conductas deseadas, son más efectivas y reducen el estrés en los perros.
¿Qué señales indican que mi perro está estresado por gritar?
Los signos incluyen jadeo excesivo, babeo, conductas de evitación, temblores y cambios en el apetito o en los patrones de sueño.
¿Los gritos pueden dañar el vínculo entre mi perro y yo?
Sí, los gritos frecuentes pueden erosionar la confianza, haciendo que su perro sienta miedo o ansiedad a su alrededor, lo que debilita su relación.
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